2003-07-07
Amanece en Nueva York
Pensaba regalarles una canción, pero me he quedado sin espacio en la cuenta de los ftpés (rvr, teníamos un trato, ¿se acuerda?). Así que hoy les dejo aquí el poema que sirvió de inspiración al tema, y mañana, si puedo, se lo cuelgo.
En 1929 Lorca viajó a Nuev York, y aprovechó la excursión para escribir uno de los poemarios más certeros que leer se pueda. A lo mejor certero no es la palabra, especialmente hablando de poesía, pero acabar ese libro es perder para siempre la batalla de los adjetivos. Imagínense ahora a un tipo aconstumbrado a los amaneceres horizontales de Granada esperando a que salga el Sol sentado en una acera cualquiera de una ciudad enferma de cemento. A veces me pregunto a qué hora del día moriré.
La aurora
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
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posted by vendell 07:48
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Comentarios
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Me acuerdo, me acuerdo :) |
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Pues diga algo, hombre. Aunque sea por email. |