2002-04-02
Cuate, aquí hay tomate
Nada hay que nos permita diferenciar los tomates y calabacines de las mandarinas y las fresas. Desde el punto de vista taxonómico podrán estar más cerca o más lejos, pero técnicamente todos son frutos.
Sin embargo, la diferencia entre frutas y verduras tiene carácter legal, al menos en EEUU. Resulta que a finales del siglo XIX las frutas importadas en aquel país estaban exentas de impuestos, al contrario que las verduras. En 1893 un comerciante solicitó que su partida de tomates procedente de las Indias Occidentales tuviese el mismo trato fiscal que los plátanos del Caribe, argumentando que desde el punto de vista botánico no había diferencia entre unos y otros. Pero el juez de la Corte Suprema Horace Gray desestimó la solicitud del comerciante, dictaminando que, según la tradición, la frutas suelen consumirse como postre, mientras que las verduras se utilizan para acompañar el plato principal (1). Lejos de corregir tamaña estupidez, la historia ha corroborado la prioridad de la costumbre y el lenguaje común sobre la biología de las cosas (2). Pepinos, calabacines, pimientos y tomates son, a todos los efectos, verduras.
(1) Ya sabrán que en aquel país las cenas y comidas son de plato único.
(2) No les será difícil: piensen en otros casos en los que la costumbre y el lenguaje común se imponen a la racionalidad objetiva de la biología. Tic, tac, tic, tac.
¶
posted by vendell 22:59
URL de trackback de esta historia http://verbascum.blogalia.com//trackbacks/650