Ayer noche me sacaron, la primera noche de reyes en ... años.
Vimos gente y algo de "vida", escuchamos música, también bebimos un poco y respiramos, quizás, demasiado humo ajeno,
caminamos por calles solitarias y por calles animadas, hasta altas horas,
hablamos hasta que la lengua empezó a trabarse y, por suerte, no nos mató ningún camión de 10 toneladas, ni chocamos contra un autobús de dos pisos.
Estuvo bien
y hoy no me duele la cabeza y ahora escucho al Morrisey con café
y leo cada letra...
pero la noche me pareció la misma que entonces.
Leo este post y lo relaciono con el comentario de Leon en la antrada anterior: "de todas formas en esa clase de cosas hay que tener cuidado con lo que se pregunta"... y es que hay preguntas que es mejor no hacerlas si no quieres que te mientas, o pero aún, que te digan la verdad y te dejen hecha polvo.
Preciosa canción. De todos modos él, el de la canción, se engaña. Cree que es posible compartir la muerte, pero ignora que morirse es un acto inevitablemente solitario. Uno puede hacerlo al lado de otro y a la vez que ese otro, pero el paso definitivo lo va a dar él solo.